¿Qué hago cuando no tengo ganas de nada?

Hay días así.

Días en los que no tengo energía.

No tengo ganas.

No tengo foco.

Días en los que hasta eso que “sé que me hace bien” cuesta.

Antes me culpaba.

Pensaba que estaba saboteándome, que no servía para sostener nada.

Pero hoy entiendo que no siempre tener ganas es una cuestión de voluntad.

A veces es el cuerpo, el alma o el sistema nervioso pidiendo una pausa.

¿Y qué hago en esos días?

No tengo una fórmula mágica, pero con el tiempo fui descubriendo pequeñas cosas que me ayudan a no pelearme conmigo misma:

1. Me hablo con más compasión

No me exijo estar “productiva”.

Me digo: “Hoy está bien hacer menos.

Hoy necesitás otra cosa.”

2. Hago una sola cosa pequeña

Ordenar una mesa, caminar una cuadra, preparar algo simple.

No para rendir, sino para volver a sentirme conectada con la vida.

3. Escribo lo que estoy sintiendo

Ponerlo en palabras me alivia. Lo reconozco, lo miro con suavidad, lo dejo estar… y muchas veces se va.

4. No me aíslo del todo

A veces mando un audio cortito a alguien de confianza. No para explicar, solo para decir: “Hoy me siento así.”Y eso ya es sostén.

5. Respiro. Y me recuerdo: esto también va a pasar

No tengo que resolver todo hoy.

No tengo que estar bien ya.

Puedo acompañarme así, tal como estoy.

Tener días grises no significa que estés fallando.

Significa que sos humana.

Que estás cansada.

Que estás procesando.

Y que también merecés cuidado ahí, justo en ese lugar.

Gracias por estar del otro lado,

Ceci de NutriWellness

Conectá con vos. Nutrite. Viví mejor.